Marcos Morales y Sonia Cuesta proponen un regreso al impulso primitivo del flamenco: un baile que emerge como tierra, que conecta con lo esencial y que transforma cada compás en un eco antiguo. La propuesta adquiere profundidad con la guitarra de Juan José Ramos o Luis Miguel Manzano y la voz de Antonio de Manuela, creando un paisaje emocional donde fuerza, presencia y raíces dialogan con elegancia.