El encuentro entre Lisi Sfair, Lucía Ruibal y, en determinados pases, Isabel Alarcón, amplía el abanico expresivo del baile a través de distintas sensibilidades y lenguajes. El cante de Eleazar Cerreduela sostiene el relato emocional del espectáculo, mientras la guitarra alterna entre José Almarcha y Antonio González, aportando matices diferenciados que enriquecen el diálogo musical.